Hoy en día, almacenar datos en la nube no es una opción tecnológica, es una decisión estratégica. La nube permite trabajar con agilidad, reducir costes y escalar sin grandes inversiones, pero también plantea un reto crucial: proteger la información crítica de vuestra empresa en un entorno que no controláis directamente.
Y aquí está el gran error de muchas organizaciones: asumir que, por estar en la nube, los datos están seguros. No lo están… al menos no sin vuestra intervención. Las principales brechas de seguridad no provienen del proveedor (Microsoft, Google, Amazon…), sino de configuraciones incorrectas, accesos mal gestionados o la falta de medidas básicas de protección.
Este artículo no está pensado para técnicos, sino para responsables de negocio que quieran tomar decisiones informadas. Os explicamos qué debéis exigir a vuestro equipo IT o proveedor tecnológico, y cómo asegurar que vuestros datos en la nube estén realmente protegidos en 2025 y más allá.
Entender qué protege el proveedor y qué depende de vosotros
Uno de los conceptos más importantes en seguridad cloud es el modelo de responsabilidad compartida. Y, si no lo tenéis claro, podéis estar asumiendo un riesgo legal y operativo sin saberlo.
El proveedor cloud protege la infraestructura, pero vosotros sois responsables de todo lo que subís: los datos, las aplicaciones, los permisos de acceso y muchas veces incluso la configuración de seguridad. Esto cambia según el modelo de servicio:
- IaaS (ej. AWS EC2, Azure VM): gestionáis casi todo excepto el hardware.
- PaaS (ej. Azure SQL, Google App Engine): gestionáis la app, accesos y los datos.
- SaaS (ej. Microsoft 365, Google Workspace): gestionáis los usuarios, las configuraciones internas y los datos que se generan.
En nuestro artículo sobre mejor software de protección de datos empresariales, ya profundizamos en cómo cambia la responsabilidad técnica y legal en función del entorno. Pero si tenéis dudas, haced una pregunta directa a vuestro proveedor:
“¿Podéis mostrarme una matriz clara de responsabilidades según el servicio cloud que estamos usando?”
Esta sola acción puede evitar desde pérdidas de datos hasta sanciones por incumplimiento del RGPD.
Saber dónde están vuestros datos y cómo se clasifican
Podéis tener el mejor firewall o la mejor solución de backup del mercado… pero si no sabéis qué datos tenéis, dónde están y qué nivel de sensibilidad tienen, no estáis protegiendo nada realmente.
Una de las causas más frecuentes de incidentes de seguridad en la nube es la falta de inventario de datos y la ausencia de clasificación. Y esto, en muchos casos, no es un fallo técnico, sino una carencia de estrategia empresarial.
¿Por qué es tan importante clasificar los datos?
- Porque no todos los datos merecen el mismo nivel de protección: no es lo mismo un correo interno que una base de datos con DNIs y cuentas bancarias.
- Porque la normativa os lo exige: el RGPD obliga a saber qué tipo de datos personales gestionáis y cómo los protegéis.
- Porque sin clasificación, no podéis aplicar políticas efectivas de acceso, backup o cifrado.
¿Qué pasos deberíais dar como responsables?
- Inventariar los datos: dónde están almacenados (OneDrive, SharePoint, Google Drive, Azure, Dropbox…).
- Clasificarlos por sensibilidad: público, interno, confidencial, restringido.
- Etiquetarlos o marcarlos: manualmente o mediante soluciones de etiquetado automático.
- Auditar accesos y flujos: saber quién accede a qué, desde dónde y con qué permisos.
Os puede ayudar contar con herramientas como soluciones de DLP (Data Loss Prevention) o CSPM (Cloud Security Posture Management), que automatizan muchos de estos pasos. En este otro artículo os explicamos cómo crear una política DLP en una empresa, clave para evitar filtraciones en entornos cloud.
Errores comunes al gestionar datos en la nube
Aquí tenéis una tabla con los errores que más vemos al hacer auditorías de entornos cloud en empresas que usan Microsoft 365, Google Workspace o soluciones mixtas:
Error frecuente | Consecuencia habitual | Solución práctica |
---|---|---|
No tener inventariado qué datos se guardan dónde | Pérdida de control, duplicidades, brechas de cumplimiento | Auditoría inicial + revisión semestral con herramientas CSPM |
No clasificar la sensibilidad de los datos | Protección inadecuada, accesos excesivos | Política clara + etiquetado automático o manual |
No controlar quién tiene acceso a qué documentos | Filtraciones, fuga de información, errores humanos graves | Aplicar RBAC y revisión trimestral de accesos |
Usar carpetas compartidas sin límites ni trazabilidad | Pérdida de trazabilidad y riesgo de acceso externo no deseado | Revisar permisos, activar auditoría de accesos y alertas |
No tener backups independientes de entornos SaaS | Pérdida irreversible por borrado o ransomware | Backup cloud-to-cloud externo con almacenamiento inmutable |
Checklist rápida para clasificar los datos de tu empresa en la nube

1. Identifica los tipos de datos que gestionáis
- Datos personales (clientes, empleados)
- Información financiera o contable
- Documentación legal o contractual
- Información comercial sensible (propuestas, precios, estrategia)
- Datos operativos (ERP, CRM, proyectos)
- Comunicaciones internas (emails, chats)
- Archivos compartidos en plataformas como OneDrive, Google Drive, Dropbox
2. Clasifica los datos por nivel de sensibilidad
- Público: puede ser compartido libremente (catálogos, ofertas abiertas)
- Uso interno: información operativa sin riesgo legal
- Confidencial: datos sensibles que requieren protección (clientes, estrategia)
- Restringido: datos críticos sujetos a regulación (datos personales, financieros)
3. Aplica etiquetas o categorías a cada grupo de datos
- ¿Tenéis una herramienta de clasificación activa?
- ¿El etiquetado es manual, automático o mixto?
- ¿Se aplican políticas diferentes según la etiqueta (ej. acceso, cifrado, backup)?
4. Revisad y actualizad el inventario cada trimestre o semestre
- ¿Se detectan nuevos documentos automáticamente?
- ¿Hay responsables asignados por área para revisar clasificaciones?
- ¿Tenéis alertas si se mueven datos sensibles fuera del entorno seguro?
5. Verificad que las soluciones de backup cubren los datos clasificados
- ¿Los datos críticos están respaldados fuera del proveedor SaaS?
- ¿Los backups están cifrados e inmutables?
- ¿Tenéis definido un RTO/RPO para cada tipo de dato sensible?
Controlar el acceso es proteger la puerta de entrada
La nube elimina las barreras físicas, pero también los perímetros tradicionales de seguridad. Hoy en día, el verdadero perímetro son las identidades. Si alguien accede con vuestras credenciales, da igual cuántos firewalls tengáis: está dentro. Por eso, proteger los accesos es la base de cualquier estrategia de protección de datos en la nube.
Aplicar MFA no es opcional
La autenticación multifactor (MFA) debe estar activada en todos los servicios críticos, especialmente para:
- Cuentas de administrador
- Usuarios con acceso a datos sensibles
- Aplicaciones que integran con terceros
Si aún no lo tenéis implementado, os recomendamos revisar esta guía comparativa de software de autenticación multifactor para empresas, donde analizamos herramientas específicas que pueden integrarse con Microsoft 365, Google Workspace y plataformas cloud.
Para reforzar la protección, considerad opciones de MFA resistente a phishing, como llaves físicas (FIDO2) o apps que evitan la suplantación de notificaciones push.
Menos es más: privilegios mínimos y controlados
Uno de los errores más comunes es dar acceso por “comodidad” o por no saber exactamente qué permisos necesita cada usuario. Esto termina creando un entorno donde demasiadas personas acceden a información que no deberían ver.
Aplicad estas prácticas:
- RBAC (control de acceso basado en roles): definid roles por puesto, no por persona, y asignad los mínimos permisos necesarios.
- Principio de mínimo privilegio: nadie debería tener más acceso del que necesita para trabajar.
- Revisión periódica de accesos: al menos una vez al trimestre, revisad qué usuarios tienen permisos sobre qué recursos.
- Revocación inmediata: si un empleado cambia de función o deja la empresa, se deben revocar los accesos inmediatamente.
Accesos privilegiados: gestión y auditoría
Las cuentas de administrador deben tener un tratamiento especial:
- Monitorizad quién accede, cuándo y qué cambios realiza.
- Aplicad sistemas de gestión de accesos privilegiados (PAM), que permiten auditar cada acción sensible.
- Si usáis automatizaciones o scripts, evitad dejar credenciales en texto plano: usad gestores de secretos.
Todo esto se refuerza aún más si adoptáis principios de Zero Trust, como veremos más adelante: cada acceso debe verificarse, sin importar desde dónde se conecte el usuario.
Cifrado y gestión de claves: cómo blindar los datos
El cifrado no es una opción, es una necesidad. Da igual si usáis AWS, Microsoft 365 o Google Workspace: si alguien logra acceder físicamente o por error humano a vuestros datos, el cifrado es la última línea de defensa que puede evitar una filtración o una sanción.
Y aunque muchos proveedores afirman que cifran los datos “por defecto”, eso no significa que todo esté bien protegido ni que no tengáis nada que hacer. Lo que sí debéis tener claro es qué se cifra, cómo se cifra y quién gestiona las claves.
Qué significa cifrar en la nube
- Cifrado en tránsito: protege los datos cuando se mueven entre el usuario y el servidor (por ejemplo, cuando accedéis a un documento desde casa). Usad siempre protocolos como TLS 1.2 o superior.
- Cifrado en reposo: protege los datos que están almacenados (bases de datos, documentos en Drive, correos en Exchange, backups…).
En este sentido, muchos servicios de nube empresarial ya activan el cifrado en reposo por defecto. Pero eso no exime de verificar que esté correctamente configurado y que se adapte al nivel de sensibilidad de la información.
¿Quién gestiona las claves?
Aquí es donde muchas empresas bajan la guardia. No es lo mismo usar claves gestionadas por el proveedor que tener vuestro propio sistema de gestión de claves (KMS) o incluso HSM (Hardware Security Modules) si trabajáis con información extremadamente crítica.
Tenéis tres modelos principales:
- Claves gestionadas por el proveedor: fácil de usar, pero menos control.
- Claves gestionadas por el cliente (BYOK): más responsabilidad, más seguridad.
- Claves totalmente externas (HYOK): máximo control, requiere infraestructura especializada.
El RGPD no exige usar un modelo concreto, pero sí deja claro que debéis aplicar medidas técnicas adecuadas en función del tipo de datos. En nuestro artículo sobre la norma ISO 27001 y cómo implementarla en empresas, explicamos cómo integrar el cifrado dentro de una política de seguridad estructurada.
Configurar correctamente es tan importante como el antivirus
Uno de los errores más graves en la gestión de la nube es pensar que, una vez activado el servicio, todo está bien asegurado. La realidad es que muchas brechas de seguridad en empresas no vienen de un fallo técnico del proveedor cloud, sino de una mala configuración del entorno por parte del usuario o equipo técnico.
Desde buckets de Amazon S3 públicos por error, hasta permisos excesivos en carpetas compartidas de Google Drive o Microsoft 365, los fallos de configuración son hoy una de las principales puertas de entrada a incidentes graves.
Lo que debéis exigir como mínimo
- Estándares de configuración segura: cada servicio cloud (servidores virtuales, bases de datos, contenedores…) debe tener una configuración base revisada y auditada.
- Revisión periódica de políticas y reglas de seguridad: una configuración que hoy es segura puede quedar obsoleta en pocos meses.
- Gestión de puertos, reglas de firewall y acceso público: cualquier servicio mal expuesto en la red puede ser explotado por bots automatizados en cuestión de minutos.
- Auditorías de configuración y cumplimiento automatizadas.
Para esto, las herramientas de CSPM (Cloud Security Posture Management) son fundamentales. Analizan continuamente vuestra infraestructura cloud para detectar errores, violaciones de políticas o configuraciones peligrosas. Si no sabéis si ya tenéis alguna de estas soluciones activas, deberíais preguntar directamente al proveedor o equipo IT.
En nuestro artículo sobre el marco de ciberseguridad del NIST, explicamos cómo aplicar controles de configuración segura dentro de una estrategia continua de mejora.
Segmentación de red: clave para reducir el impacto si algo falla
En un entorno cloud bien configurado, si un servidor o contenedor se ve comprometido, no debería poder acceder a otros componentes sensibles. Para eso sirven:
- Las redes privadas virtuales (VPC).
- Las subredes aisladas para separar entornos (producción, pruebas, backups…).
- Las reglas de acceso mínimas necesarias (microsegmentación).
Esto no solo mejora la seguridad, sino que reduce el impacto de cualquier incidente, lo cual es especialmente relevante si vuestra empresa se rige por normativas como la ISO 27001 o el RGPD.
Conclusión: proteger los datos en la nube no es difícil, pero sí exige método
Adoptar la nube es una gran ventaja competitiva, pero solo si lo hacéis con una mentalidad estratégica. No basta con contratar Microsoft 365 o subir todo a Google Drive: la seguridad no viene activada por defecto, y asumir que el proveedor lo hace todo por vosotros es un error que puede salir caro.
Lo que realmente marca la diferencia no es tener el mejor software, sino aplicar medidas concretas: revisar qué datos gestionáis, controlar quién accede, cifrar la información sensible, y configurar bien cada servicio. No se trata de invertir más, sino de saber qué pedir a vuestro equipo IT o proveedor tecnológico.
Desde Nimbus Tech os ayudamos a auditar, reforzar y automatizar vuestra seguridad cloud, con soluciones adaptadas a empresas que no quieren improvisar, pero tampoco complicarse.
Y si queréis saber cómo actuar en caso de brecha, borrado accidental o ataque, no os perdáis nuestro artículo sobre cómo responder ante un incidente de seguridad en la nube.